domingo, 21 de junio de 2009

Ella de él ¿?

Parece que al seudo escritor se le acabaron las ideas. Es un impostor, es un mentiroso, se ha dado cuenta que la encanta mentirle a la gente diciendo que algún día va a ser escritor, que estudia periodismo para tener una técnica de ¿escritura? y por fin plasmar sus disque grandes ideas al papel. No tiene ideas, ni tan solo una, lo único que tiene es un pasado que lo atormenta y vive soñando con que algún día se va a vengar de las personas que le han jodido la vida. Sabe que eso es imposible, así que solo ha guardado cada recuerdo de las personas para sus personajes ficticios, personajes que quizás nunca van a tener vida ni siquiera en la pluma.


El seudo escritor se siente jodidamente traumado porque nunca tuvo el amor de una persona, esta traumado porque siente como un golpe en el pecho cada vez que alguna chica con la que estuvo le comenta que esta perfectamente bien en su relación e inconscientemente le hace recordar lo desastroso que fue el tiempo fugaz de felicidad que sostuvo con este. Le da cólera pero escucha cada palabra que le dicen, hasta aconseja el muy cojudo dándosela de amigo. Pero él siempre estará dolido y recordara en cada conversación lo instantes en el que él tuvo que fingir ser otra persona para conquistarla y cuando por fin mostró su lado romántico, su lado de niño bueno, suelen dejarlo cuando se dan cuenta que no es mas que un triste idiota que busca en una mujer –quizás, porque aun ni el lo sabe- a una mamá.


Esta preocupado, más que eso, esta asustado, teme por su propia vida. Un nuevo compañero lo acompaña a todos lados y no le pide permiso cuando desea presentarse ante los demás, no esta seguro si la compañía será por días o por meses o por años o quizás para toda la vida. Sufre de ataques de pánico, aunque para ser más específico “trastorno de ansiedad generalizada”. Sabe que eso no lo va matar, pero tampoco lo deja vivir. Tiene que andar fingiendo una sonrisa que le queda como de fotografía delante de todos, porque sabe que si actúa al nivel de la ansiedad va a parecer un completo paranoico, siente que se asfixia, que se le congela todo el brazo izquierdo, que sus manos están empapadas de sudores fríos, que su corazón late a mil por hora, temblores en todo el cuerpo, que se le nubla completamente la vista y puede llegar al punto de perder la razón y desmayarse por un buen rato. Tiene un buffet de pastillas al lado de la cama para escoger, ¿ansiolíticos? ¿Antidepresivos? ¿Aspirinas? ¿Pastillas para dormir? ¿Alguna para regular el ritmo cardiaco? la verdad es que no se le antoja ninguna, pero si deja de tomarlas podría terminar en emergencias de la clínica mas cercana - le consta, ya lo ha experimentado mas de tres veces-. Tiene miedo de un día no ver el amanecer, alucina, ante los demás podría ser un drama, pero solo el sabe cuanto sufrimiento hay en cada visita de este invitado (nada deseado). Así que para todo el día dopado, después del desayuno, media pastilla antes del almuerzo y una después para dormir. Ya no tiene reflejos, es medio torpe al actuar y suele perder rápidamente la memoria de hechos recientes. De lo único que se acuerda es de cada beso que desperdicio tratando de encontrar a su chica perfecta, aunque ahora entiende claramente que quizás ella sea la que nunca lo encuentre a él.


Ahora esta saliendo con una chica, tienen una relación –una vez mas- informal. Esta vez ni va a intentar formalizar las cosas, ¿para que? –Se pregunta-. Todo marcha perfectamente bien así. Se ven, conversan, se ríen bastante, se besan; nunca se dicen nada de “te quiero” “me encanta estar contigo” o cosas por el estilo, después de cada beso solo se miran por unos cuantos segundos y saben todo lo que piensa el uno del otro. El final de esta engañosa relación es incierto, él supone que tarde o temprano ella encontrará a alguien. Se siente un cobarde, sus fantasmas lo persiguen y prefiere mil veces que ella –por así decirlo- lo termine a él ya que en su mediocridad cree que eso es mejor a intentar proponerle a formalizar la relación. Pero así como confiesa que el futuro es oscuro e incierto, asegura que este sea quizás el mejor presente que pudo vivir. La quiere o al menos eso es lo que el quiere creer. Eso es lo que piensa sobretodo cuando andan agarrados de la mano por las grises calles limeñas. Lo quiere, o al menos eso es lo que él cree cuando después de cada beso ella le muerde los labios y sonríe de una manera tan excitante que no habría forma de describirlo. Se quieren o al menos eso ellos creen, aunque mañana quizás solamente sea él el que creyó en esas cosas.


El video/ La canción:
perfecto para este clima tan deprimente “Radiohead- Karma Police”