sábado, 22 de agosto de 2009

El largo pasadizo de la biblioteca

Nunca me iba a poner a pensar porque el pasadizo de la biblioteca era tan largo, nunca hasta ese día. Katia salía de ahí y yo recién entraba para buscar un libro. Sabía de lejos que era ella, no había nadie a su costado, nadie a los alrededores y nadie que me siguiera el paso, estábamos solamente ella y yo. Que tal drama ¿Qué quién es Katia? Breve resumen: la chica más hermosa que vi desde que entré a la universidad (hace ya más de año y medio) y quedé idiotizado ante su belleza, tan idiotizado que las pocas veces –poquísimas a decir verdad- que he hablado con ella no me costó ni el mas mínimo esfuerzo hacer notar mi estado. Hay un post dedicado a ella “Soy cyberamigo de K”. Apenas noté que nadie mas había en ese pasadizo empecé a temblar, caminé mas lento y hasta pensé en dar media vuelta y mandar al cacho las copias que tenia que sacar. Un paso más y no habría marcha atrás, pese al nerviosismo y a mi cobarde actitud frente a una mujer bonita, seguí caminando. Cada vez más cerca, yo no lo quitaba la mirada de encima, quizás esperando a que ella se acuerde que el primer día de clases hicimos grupo juntos, pero solo eso, porque si se acuerda que no hablé absolutamente nada en ese trabajo y creo que parecía retrasado mental, estoy seguro que hasta con pena me podría mirar, así que mejor no, mmm mejor recuerda que un día después te presté un lápiz, lástima que no te lo pueda pedir ya que me lo devolviste a los diez minutos porque encontraste tu portaminas en tu mochila. Parece que el tiempo se congelara en ese pasadizo, pero sigo mirándote, tú guardas el celular y alzas la miraba y por fin te das cuenta de mi existencia. No puedo pedir mas, nos estamos mirando mientras el tiempo se detiene y dos segundos parecen una eternidad ante nuestros ojos, o por lo mejor ante los míos. Por favor quédate así, no camines ni un paso mas, salúdame, dame aunque sea alguna señal, no dejes que el segundo tres llegue. No pude detener mas el tiempo, el segundo tres llegó y ella cambio la mirada a un costado y yo, aceptando la derrota, no dejé de verla porque presentía que ese momento nunca mas se iba a dar. Nunca iba a ponerme a pensar porque el pasadizo de la biblioteca era tan largo, tan largo que después de eso, y aun sin pasarnos mutuamente, volviste a mirarme, ¡que tal sorpresa! Esa segunda mirada me tomó por desprevenido, tanto así que me asusté, se agrandaron mis ojos y por un estúpido mecanismo de defensa volteé la mirada y cuando reaccioné ya me habías pasado. Me detuve, esperé unos apenas unos segundos y me di media vuelta para ver por donde ibas, volteaste hacia la izquierda y me miraste por última vez, cuestión de abrir y cerrar los ojos, y seguiste caminando, yo me quedé ahí por un buen rato tratando de descifrar si el destino me había enviado una señal, y asi fue: "Los hombres como tu no merecen tener un pene" Y por fin se acabó el pasadizo.


viernes, 14 de agosto de 2009

Despechado

Te fuiste al cine con él. Ni se te ocurrió respetar la ilusión que sembraste el día anterior en mí cuando me enviaste ese mensaje de texto culpando al mundo de tu desgracia. Recurriste a mí como a la última carta de tu baraja, variada, extensa y muy cariñosa baraja.

Parece que olvidaste que tuvimos algo hace seis meses ¿Qué cosa? Si, posiblemente hoy vuelvo a figurar como tu mejor amigo, quizás ya olvidaste las palabras que te dije cuando nos dimos cuenta que las cosas no funcionaban como pareja: “Puta madre ¿Cómo le hago? sé que algún día encontraras a alguien y no podré aguantarlo. Siempre te voy a querer y espero que no lo olvides” Así fue como nos mandamos a la mierda en ese entonces, sin imaginar que semanas después me llamarías para reanudar la amistad que se había interrumpido cuando osé pensar que yo podía hacerte sentir como una mujer. Grave error. Ser tu amigo pesa, jode, apesta, golpea, daña, emociona, excita, promueve el llanto, da ganas de no soltarte nunca después de cada abrazo, comerme a besos tus manos cada vez que me tocas, cuando miras mis labios siento que todo se detiene en esos ojos y me intimidas a pronunciar palabra alguna, de nada sirve ahora, estoy seguro, de nada.

Si pues, era raro pensar que después de un mensaje enviado el domingo por la madrugada (1 a.m.) contándome que yo para ti soy muy importante y especial, cambiaría en menos de veinticuatro horas porque el pendejo que te dañó -probablemente el domingo en la tarde- te llamaría un día después para pedirte disculpas e invitarte al cine. Magnifico plan. Aunque, quizá en su estrategia no estaba que el cojudo del mejor amigo de su enamorada seria tentado por la misma cuando quien sabe que idiotez hiciste para que ella intente olvidarte. Ganaste, ella no iba a resistirse a tus encantos de hombre sexy arrepentido. Yo en cambio; y aun sin conocerte, te dejaría ganar la batalla. Provecho campeón, te llevas mis sueños e ilusiones como oferta del combo.

Resumamos esto. Estoy despechado pero con justa razón. Acabaste con mi sueño todo la noche que duró el domingo. Me ilusionaste en ese momento, quizá por la hora, quizá por el día, o simplemente porque eras tú. Que iba a importar el regalo que te hice la semana pasada, o el libro que te obsequié con la firma de tu autor favorito, tú lo que quieres es un hombre que te haga feliz en todo el sentido de la palabra, lastimosamente, al ser mejor amigo, no postulo. Debí escuchar más atentamente a mi pata el wachiman: “No pues compadrito ¿estas enamorado? No me jodas, a esa edad yo solo tenía mujeres para tirar, enamorarse trae muchos problemas; no comes, no cachas y pierdes plata. Aprovecha que a esa edad el pájaro esta como nuevo.” Sabio dicho popular. Pero yo no te quiero para tirar pues, yo simplemente te quiero y si pudiera te llevaría virgen al matrimonio, claro, si es que aun lo estas (debe ser por eso que estaba clarita la frase “no comes, no cachas y pierdes plata”).

Tal vez deba terminar con esto de una vez por todas y empezar a olvidarte por todas las perradas que me has hecho, pero la simple idea de saber que no lo haces a propósito me devuelve el alma al cuerpo. Créeme, estas perdonada. Tú quieres mentir y yo quiero ser engañado, somos la pareja perfecta.

No sé qué carajos hago hablándole a una computadora a estas horas de la noche, no mereces tanto, ya van dos amanecidas en menos de tres días. ¿Me recompensaras algún día por esto? Vamos, ¿no te incomoda en lo más mínimo engañar a tu enamorado con tu mejor amigo? ¿No tendrás alguna fantasía perversa o algún morbo? Creo que la hora me está haciendo alucinar. Tú estás feliz con tu enamorado y yo deseo a ocultas tener aunque sea la parte más drogada de ti.
Perdóname, son simplemente arranques de este tu amigo enamorado. Te quiero, no lo olvides, aun que quizá lo vuelvas a hacer.

*esto fue lo que publique en otro blog en el cual estoy colaborando, quien sabe les guste: www.palabrasdmentes.blogspot.com


El video/la canción: suuuper tema de los autenticos decadentes, disfrutenlo: