lunes, 25 de enero de 2010

Mi Mala Suerte

“No le puede decir gay a tu jefe que… es gay ps” decían mis amigos del trabajo mientras reian y celebraban cuando salíamos a buscar comida en la madrugada, otros, ya dándome por muerto (no sé si por pesimistas o realistas) decían “vas a ser la persona que van a botar de la manera más estúpida en toda la historia del restaurant” mientras cruzábamos la pista.

Era cierto, había ofendido a mi jefe de la manera más fuerte creo yo, no lo sé, creo que él hubiera preferido que le mente la madre pero nunca decirle cabro sabiendo sus gustos sexuales. Pero que puedo hacer, tengo una suerte media a lo chavo del ocho desde siempre, solo que ahora soy adulto y debo pagar las consecuencias como tal. Sin embargo insisto con culpar a mi mala fortuna…

Era casi las 3am y aun no terminábamos de barrer el local, para esa tarea solo nos quedamos dos en el piso: Eduardo y yo, ya sin música y la mitad de las luces apagadas Eduardo empieza a joder haciendo los típicos bromas de maricones “hay mírenla con la escoba es toda una Natacha” “hay mírenla como se endurece el pezón cuando agarra el mando de la escoba” con una voz bastante afeminada. Luego, se me acerca y empieza a acariciarme la loca esta, yo, sabiendo que todo es broma también lo jodo hasta que terminé de barrer. Cuando ya me disponía a ponerle seriedad al asunto porque tenía que cuadrar le digo de forma autoritaria “ya mierda, no jodas que tengo que cuadrar mi dinero de las ventas” mientras que él “haay ya empezó la secretaria” manteniendo el tono nada masculino de su voz. No le hago caso y me siento y empiezo a cuadrar en una de las mesas, cuando en eso, en no más de medio minuto que trataba de obviar las mariconadas de Eduardo, yo con la cabeza gacha y tratando de sacar todo el dinero de mi canguro, alguien acaricia la parte posterior de mi cabellera (por no decir mi nuca) y sigue defrente, yo por inercia solo atino a decir ¡Sal oe cabrazo! Mientras sigo cuadrando, grande fue mi sorpresa cuando escucho una voz seria y falsamente femenina diciéndome “Oye ¿Qué me has dicho?” levanto la mirada y veo a mi jefe con cara de todo menos de cabro en ese momento, la cara de marica la tenía yo que no sabía qué hacer o decir.

¿Piña? ¿Salado? Eso es poco creo yo. Pese a que busqué un buen floro para ofrecer disculpas en la oficina del jefe, a este nada le importó y tenía en mente mandar mi traslado del local, ya no en larcomar sino en el jockey plaza, ese era el secreto a voces que toda la tienda rumoraba los días postreros al incidente. Yo en verdad estaba asustado, no quería que me boten del trabajo, ni siquiera que me trasladen del local, creo que soy buen trabajador pero el jefe ya me había marcado con una X gigantesca y de eso ya se había percatado el gerente que por… (No sé si buena o mala) suerte fue con quien paraba en los primeros días del entrenamiento. Me citó en la oficina y me preguntaba que no sabía porque el jefe me quería botar si o si. Yo solo atiné a contarle el incidente que tuve con él, se mató de risa como un minuto y luego de una forma comprensiva y graciosa me dice “eres un huevon, putamadre, no te preocupes, no sé cómo le voy a hacer, pero no te van a botar.”

Fueron ciertas sus palabras, han pasado más de dos semanas y sigo siendo trabajador del restaurant, lo que si no dijo y no puedo ni reclamar es que en estas semanas he estado en todos los locales menos en larcomar, o sea he sido trasladado. No me disgusta porque fue con la promesa de que mi gerente hacia todo esto para que el jefe se olvide de todo el problema sin embargo, ahora por un extraño beneficio a futuro no quiero volver a larcomar.

La primera semana estuve en el local más grande de la franquicia, con miedo porque no conocía a nadie y con temor a cometer algún error y le avisen a mi jefe de larcomar. Todo salió bastante bien por suerte. En cambio, cuando después me mandaron al local del jockey, me sentía más en confianza porque ahí fue donde había entrenado y conocía a la mayoría de los trabajadores. Grande fue mi sorpresa cuando alguien me saluda y yo no atino a responder: era Dana. En ese entonces ni interés le puse. Pasaron los días y empezamos a conversar, ella estudia comunicaciones (como alguna vez lo intenté hacer yo) y me comentaba sobre que le gustaba hacer. Desde ese momento la empecé a ver con otros ojos, buscaba la forma de pasar por su lado para molestarla o comentarle cualquier estupidez. Ella tan linda accedió a darme su correo cuando se lo pedí disque para mandarle información de un taller de literatura con escritor que a ella y a mí nos gusta. Para ser sinceros eso fue lo único que hice, le mande la información a su correo y no tuve la hombría de agregarla a mi msn, ella me respondió el correo de la misma forma seria que yo le había escrito. Hoy acabo la semana de trabajo en el jockey y no me quiero ir, quisiera hablar más con ella para conocerla, es tan sencilla pero tan linda a la vez que de alguna manera me intimido cuando me habla. Una de las pocas veces que hablé con ella le hizo prometerle que le iba a reglar un sticker que le comente que tenía en mi cuarto, como sé que ya no la volveré a ver, quedamos en que ella iría a larcomar y ahí se lo daría, pero esta bien difícil a que eso suceda.

No quiero volver a larcomar, siento que no sobreviviré ahí, siento que mi jefe buscara la primera excusa para botarme, siento que debo agregar a Dana al msn y rogar a ser admitido en sus listas de contactos para saber de ella, aunque también siento que mi suerte esta echada.

Para ella…
Beautiful Ones - Suede