martes, 28 de julio de 2009

Don Prejuicio

- ¿O sea que ahora estas con Emilia? – Le pregunto asombrado después enterarme que viene de invitarla al cine-.

- Recién vamos tres días. – mirada de enamorado-.

- Vaya, pero aquí entre nos ¿Cómo te sedujo? ¿Qué fue eso que hizo que te mandaras? – Quizás yo hubiera querido preguntarle lo mismo pero con otras palabras, esas con las cuales me preguntaban a mí: “A la mierda, ¿Qué haces con ella huevón? ¿Qué chucha le viste?”-.

- Si te contara… No lo sé, cuando estoy con ella me siento otra persona, es súper tierna y no deja de hacerme reír. Me siento como comprendido, puta, parece como si me conociera de toda la vida.

- Jajá, y eso que solo van tres días huevón. A ver cuéntame… –sonrío-.


Fito es mi amigo desde hace ya mas de medio año, éramos inseparables, venia casi todas las noches a mi casa a tocar la guitarra mientras yo la hacia de cantante, se la pasaba casi toda la madrugada usando mi computadora. La verdad es que no me molestaba en lo más mínimo cuando hacia eso: bajaba canciones, algunos acordes para la guitarra y una chequeada a esas páginas de internet donde interactúas con tus amigos y de pasada haces nuevas amistades. Fue en unas de esas noches donde Fito después de hablar largo rato por MSN –mientras yo ya dormía- guardó en mi PC dos o tres fotos de la que ahora es su enamorada. Al día siguiente cuando las vi me empecé a reír solo y luego lo llamé con la única intención de burlarme. “Cojudo ¿Qué mierda has guardado en mi compu ah?” a lo que él respondió “Ahora estoy ocupado. Mas tarde voy a tu casa y te cuento”. Ya en la noche, me contó un poco mas de Emilia. Yo estaba con malhumor (una mujer me arruinó el día) y no tenia ni las mas mínimas ganas de joderlo como tenia pensado, sin embargo, cuando me comentó dela existencia de Emilia lo noté un poco temeroso de lo que yo pueda decir al respecto así que fui sabio y me quedé callado. Después de esa noche no volvió a tocar el tema hasta ahora.

¿Por qué? ¿Me jode que la mujer que le gusta a mi amigo no sea simpática ante mis ojos? Y si me jodiera ¿Tengo que decírselo? Putamadre, yo estaba reaccionando exactamente igual como los otros reaccionaban cuando a mi me gustaba alguien o algo y necesitaba la aprobación de terceros obligadamente. Nunca he tenido una personalidad propia, menos una identidad; simplemente no podía, hasta cuando iba a comprar ropa, me acompañaba alguien para que vea que tal me quedaba la nueva vestimenta y si este tan solo se demoraba en responder cuando le preguntaba si me veía bien, buscaba otro tipo de ropa. Está mas que claro que estaba lleno de prejuicios (al igual que todo el circulo que por desgracia me rodea). Si me compraba unas zapatillas bonitas venia el comentario "si brother están en algo, lástima que no sean de marca" y si me compraba algo de marca "A manya, me pareció ver la otra vez un modelo mas chévere, pero si ah están pajas" a veces por joder y otras simplemente por piconería o envidia. Lo sé porque yo algunas veces también he reaccionado así.

En el caso de Fito, sospecho que quise reaccionar mal con él porque tiene ahora una enamorada y yo no. su respuesta era algo que hoy en día es muy poco de escuchar “cuando estoy con ella me siento otra persona, es súper tierna y no deja de hacerme reír. Me siento como comprendido, puta, parece como si me conociera de toda la vida” ¿Qué podía responder yo ante eso? La felicidad en sus ojos y yo buscando algo para hacerlo sentir mal o quizás para sentirme bien yo, aunque finalmente terminé sintiéndome como una mierda después de oír su respuesta. “A ver consíguete una mujer que te haga sentir especial, que sea súper tierna y que no deje de hacerte reír, que te haga sentir como si te conociera de toda la vida” me decía una voz en mi interior mientras Fito empezaba a contarme sobre su nueva relación.


La enamorada de Fito no era simpática (según mi prejuiciosa opinión), pero por lo escuchado creo que había mil y un cosas que yo desconocía de ella y que lo habían deslumbrado a mi amigo. Él no necesitaba mi aprobación como yo pensaba en un principio, sino compartir la felicidad que Emilia le había dado, esa misma felicidad que yo ando buscando en todos los lugares menos el indicado.
Fito sin darse cuenta me enseñó lo que es encontrar a alguien y conocerla interiormente hasta hacer rendido en un sentimiento que se mantiene con algo más que los ojos puede ver: La belleza del alma. Es cierto, tengo ya mis propios factores para cuando voy en búsqueda de alguna mujer, pero ahora tengo muchos mas, quizás esos que me hacían falta y que me hicieron caminar por el camino incorrecto mas de una vez. Siempre me ha jodido la gente prejuiciosa pero nunca me he dado cuenta cuando soy parte de ellos, por lo menos hasta ahora. Fin de la lección y yo aun con mucho que aprender.


Como diría una gran frase: “La perfección tiene distintas formas”


El video/la canción: Después de tiempo una banda peruana me vuelve a impactar “Alerta Rocket – Beiby”

domingo, 19 de julio de 2009

Presente: ¿resultado del pasado?

Quizás fue solo un castigo más del destino. Hace siete años confieso que era mucho más baboso que ahora, aunque en ese tiempo no me daba cuenta, era un mocoso que únicamente le gustaba corretear por el colegio, hacer amigos y escribir en su diario en las clases de matemáticas. Puedo recordar hasta ahora algún día en el mes de julio en el que la profesora dijo “chicos, a partir de hoy nos va a acompañar una alumna nueva, ella es Valentina y va a ser parte de nuestro salón” y todos como cojudos “¡hola Valentina!”. Debió ser la timidez del primer día que ella no cruzaba palabra con nadie y a duras penas cuando quería algo levantaba la mano para que la profesora se acercara y ahí recién murmullaba algunas palabras que imagino que eran “¿puedo ir al baño?”. Ese día la miré con bastante sorpresa. Así conocí a Valentina, en una etapa de la vida en donde el interés por las mujeres era casi nulo y me apasionaba mas ver a los gladiadores que aparecían todos los sábados en la pantalla del canal 5 o quizás dragon ball que en ese entonces lo veía con mis primos religiosamente todos los días a las cuatro o cinco de la tarde, pero cuando apareció ella las cosas cambiaron.


No era la timidez del primer día, era así su personalidad, hablaba poco pero era muy observadora. Tenía un largo cabello ondulado color marrón, su piel era canela, ojos negros pero muy profundos, era flaquita o mejor dicho finita – claro que para ese entonces yo no tenia ni noción de que lo que significaba “finita”-. Me encantaba porque nunca se reía de las bromas que yo le hacia a las otras chicas, lo máximo que lograba conseguir en ese entonces era una sonrisa pero sin llegar a mostrar sus dientes. Solo se juntaba con una de las chicas del salón, armaban casitas de cartón en los recreos, y yo, por mas gay que suene, cambié el fulbito por verlas – o mejor dicho verla- afuera del salón por la ventana, si de dieron cuenta de eso o no, nunca lo podre saber. Empecé a sentir por primera vez las “maripositas en el estomago” que lo escuché tiempo atrás en una conversación de mi hermano mayor. Ya para ese entonces me daba más miedo hablarle, el niño juguetón y extrovertido ahora estaba callado y con la excusa de dibujar se quedaba en el salón con las demás chicas solo para verla. Poco le iba a importar que todo su equipo de fulbito lo mirara de la forma más rara desde afuera del salón, señalando algunos la pelota mientras gritaban “¡Italo ahora se junta con las niñas! ¡Italo ahora se junta con las niñas!” con una tonadita muy particular, sin ni siquiera imaginarse alguien que a los pocos meses lograría estar con valentina.


El comienzo, nudo o culminación de aquel romance poco importa. Por eso, justamente hablaré de la poca importancia que tuvo esa relación: era mi primer amor. Mi primer beso. Mi primer CD de música “La Oreja de Van Gogh”. La primera canción que le dediqué a una mujer niña: “La playa” que estaba incluida en ese CD. Y junto con el desenlace: mi primera decepción amorosa.
Terminó la primaria y poco supe de ella, cada quien con su vida. Yo, de gracioso, jovial y amiguero ya no tengo casi nada. Mi cara se deformó un poco – o mucho creo yo-. Como me da flojera afeitarme espero que la barba esté lo mas crecida posible la para entrar en acción. Este invierno me he vuelto muchísimo más friolento que antes y me baño cada dos o tres días. ¿De vestimenta? Bueno si me han visto sabrán que no me visto bien, pero, quiero pensar, que tampoco me visto mal. Así, con esas características, regresaba de la casa de una amiga una tarde de invierno, con un frio que me obligaba a tener las manos bien metidas en los bolsillos de los pantalones, y con la cabeza encogida. A lo lejos veía que una pareja caminaba en mi dirección, poco a poco nos íbamos acercando, pese a eso no le presté mucha atención al principio, digamos que cuando ya estaban a unos veinte o treinta metros recién los observé con mas detenimiento. Abrí más mis ojos y empecé a caminar despacio, ya a menos de de los veinte metros y al mismo tiempo en que mi sorpresa me generaba un nudo en la garganta escuche la voz de la chica que estaba de la mano con su enamorado:

- Dios! ¿Italo? Estaba dudando si eras tú ¡como has cambiado! ¡siete años que no sé nada de ti!
- Va… Valentina, vaya que sorpresa!
- Él es Bruno, mi enamorado.

Una sonrisa de oreja a oreja por parte de ella, parece como si, no sé, hubiera encontrado a su mejor amigo o algo parecido. Yo en cambio, mis ojos, mis gestos y hasta la falta de babero me delataba. La veía en segundos de pies a cabeza. La niña callada, tímida y de ojos negros profundos se había convertido ya en una mujer hermosa, alta y con el mismo cabello ondulado, solo que ahora, este bailaba al ritmo del viento; viento que, criminalmente, también hacia bailar a mis dientes pero de arriba a abajo.

- ¿pero que ha sido de tu vida? – me pregunta aun manteniendo la sonrisa-

- Ahí estudiando, este ciclo lo dejé pero –veo la cara de su enamorado, mal momento para actualizar vidas, pienso- pero me he dedicado a hacer algunos trabajos.

-Oye, seria bueno conversar uno de estos días. ¡Pero como has cambiado!

-Jajá. Me parecería perfecto. Nos ubicamos por facebook ¿te parece?
-Valentina, Valentina Benavides Bernal. Me agregas.


Fue gracioso, así ella no hubiese dicho su nombre completo yo ya lo sabía. Todo, absolutamente todo paso por mi mente, estaba frente a una mujer que alguna vez me he dibujó la felicidad en los ojos cuando aun ni sabia que era el amor. Estaba frente a la chica tímida del colegio, que ahora por cosas del destino hablaba y sonreía más que yo. Estaba frente a una mujer que podía conseguir lo que quisiera si se lo proponía: una gran prueba de eso era su enamorado; que era muy bien parecido. Tranquilamente podían posar los dos para ser la portada de una revista juvenil.


La conversación fue breve, no más de cinco minutos. Me fui quizás con la idea de que yo tuve a la Valentina niña e inocente, la que no distinguía lo bueno ni lo malo y ¿ni lo bonito ni lo feo? Y ahora otro tiene a la valentina de verdad, la que habla, ríe, propone, sueña, quiere, desea. Me dio vergüenza verla tan arreglada y yo, tan solo vestido con lo primero que encontré. Quizás así como yo me fui pensando que versión tuve de Valentina, ella también debió pensar que pasó con aquella versión de Italo. Aún tengo en la cabeza su nombre y apellido, lo que no tengo es la valentía para agregarla. ¿Vale la pena que conozca esta versión de mí?


PD:
Escribiré mas seguido, como en los viejos tiempos. Palabra.


El video/ la canción: la gran banda británica The verve – History [Precisa]