viernes, 17 de abril de 2009

¿Guerras perdidas?

La reunión estaba pactada a las 5 de la tarde. Iba a verme con un amigo del colegio en un café miraflorino para actualizar nuestras vidas, yo escogí el lugar para darle un poco de rectitud a la conversación, la necesitábamos en verdad. Creo que las mujeres como tema de conversación merecen cierta seriedad. Claro, no es lo mismo hablar de mujeres en una discoteca que hablar de mujeres en un bar y mucho menos hablar de mujeres en un burdel. Éramos dos jovencitos sentados en una cafetería pituca en Miraflores, uno de ellos alucinando algún día ser escritor y el otro que, pese a que estudia negocios globales, siempre deseó ser psicólogo.


Aliados. Así podría definirse nuestra amistad. Un problema muy parecido nos unió y ahora uno dependía uno del otro para salir de la cueva que una ruptura sentimental nos había metido. Nuestros problemas hasta cierto punto eran parecidos, a él lo habían terminado después de una larga relación de 3 años, a mi… ya todos saben la historia y si no, bueno, trato de superar una larga relación amical de 5 años, yo siempre estuve enamorado de esa mujer, ella no de mi, lo intentamos (no, no intentamos ni un carajo) y no resultó. Ahora era el momento de ver cual de las frentes estaba mejor para seguir con la defensa, y dos capuccinos daban hincapié a la esperada charla. “huevon, me llamó alucina” me decía mientras movía el capuccino para que disolviera la azúcar. Yo, lo miré con sorpresa, su ex fue la que lo terminó y no es muy normal que después de eso te llamen meses después para entablar una conversación. “¿enserio? ¿Qué te dijo?” pregunté con intriga. “que porque ya no hablamos como antes” dijo algo confundido. Me comentó que ella lo extrañaba, y estaba demás decir que el también, poco a poco la conversación estaba tomando un cuerpo muy distinto al que imaginé, no era tanto una conversación sino mas bien una confesión de soldado a soldado. El capuccino se me hacia cada vez mas amargo mientras el proseguía con su historia y la cafetería se llenaba de gente aparentemente de primera clase. Mujeres hermosas hacían que a veces los dos perdamos la mirada ante una bellezas que sentaban en la mesa de al lado. En verdad llegó un momento en que era tal la presencia de gringos que no sentíamos mas perdidos que Adán en el día de la madre. Complejo de inferioridad creo yo.


El me hablaba cada vez más confundido/pensativo de ella, yo, sacándole el jugo a mis sentidos, lo escuchaba mientras miraba a las muchachitas de la mesa del costado. Pasaron dos horas y hasta ese momento no había muchas armas para que los guerreros sigan batallando. El sentencio su historia con un letal “volví con ella”. Lo confieso, sentí emoción por él, sentí emoción por que el la quería, la quiere, y era técnicamente un milagro que ella lo llamara para regresar. En verdad no habían palabras para decirle lo que yo sentía, por un lado pese a que éramos dos hombres resentidos con el amor, a él se le presentó una oportunidad que a decir verdad, yo no la dejaría pasar, y por el otro lado me sentí solo en campo de batalla, como si mi único comando me apuntara con su arma en la cien y me decía “lo siento compare pero me voy a lo seguro” y pese a que no disparó, sentí como se alejaba de la base con el arma apuntándome sin tener opción a reclamo y me dejo solo, solo y con una pistola de agua para seguir con la pelea – ok, hasta ahí duro mi alucinada.-


Luego de un par de consejos para que no fallara en su relación llegó la pregunta que –para ya en ese momento- no podría responder con claridad, “¿Cómo estas bro?” ahí fue donde pensé en una respuesta oportuna y no quedar como el lado opuesto de las historias. “mejor creo” respondí seco mientras terminaba mi ya extremadamente amarga bebida. No lo sé, es como si en unos minutos hubiera imaginado como es que habría sido si ella me llamara ¿hubiera vuelto a decirle que no deseo saber mas de ella otra vez? ¿Hubiera tenido el coraje para decirle que la quiero ver aunque sea por última vez? Miles de preguntas y yo solo dije “mejor creo” tan falso como un billete de doce soles. Entendí que en estas guerras hay que pelearlas uno solo asi el enemigo sea un inmenso recuero que te aturde todos los días, sin aliados, sin amigos, y solo con la frente en alto aunque no se muy bien para que.


Después de 3 horas nos despedimos con la promesa de tomarnos otro café uno de estos días. Me fui caminando por el parque Kennedy pensando en la jugarreta que el destino me había hecho vil participante. Lo curioso fue que caminando vi a un joven parado en uno de los círculos – esos, en los que la gente se sienta supongo que a conversar- hablando en voz alta como para que la gente lo escuché. Me acerqué con suma curiosidad y escuché por un momento lo que decía. Era cristiano, estaba predicando la palabra de Dios en un parque un viernes a las 8 de la noche. Me senté lejos como para ver que tanta atención obtenía de los transeúntes. Él hablaba de la salvación mediante lo que decía la biblia, y yo atento escuchaba cada palabra. No pasaron mas de cinco minutos para escuchar un primer comentario “no le den plata y verán que se va al toque ese loco” decía un viejo bigotón medio gordo que hasta podría jurar que no tenia ni noción de lo que hablaba aquel joven. Yo lo miraba con admiración ya que yo también sigo esa religión, pero no me imaginada en un parque diciéndole a todos la salvación que Dios tiene para nosotros. Al rato se paró junto a mí un chino, cara de cuarenta años supongo y decía en voz baja como para mi “¿salvación? Que le diga eso a los políticos, rateros de mierda” yo lo miré y me sentía con la responsabilidad de responderle, no lo hice, arrugué y me sentí un transeúnte mas, mientras la gente pasaba y fumaba sin el mas mínimo respeto a al joven predicador, este tenia su biblia y no se amilanaba ante tanto inculto que se burlaba de palabras tan sabias, en verdad me sentí el doble de mal, el con su biblia en la mano gritando a todo pulmón que hay una mejor forma de vivir yo al fondo con mi biblia pero bien escondida en mi mochila. Debí apoyarlo, yo también se algo que podría ayudar, quizás los dos hubiéramos podido hacer mas, pero yo después de escuchar los comentarios dela gente sentí vergüenza. Me fui porque me sentía un hipócrita ante tanta gente, exagerando un poco, como cuando Pedro negó a Jesús. De hecho que mientras escribo estas líneas me siento arrepentido ante tanta cabroneria que mostré en el parque. No volverá a pasar, enserio.


Los PD:


1) Poco a poco, simple y complejamente eso, poco a poco.

2) Me quedé solo en la batalla, ojala que sepa algo de mi enemigo mas querido, porque en verdad la extraño bastante, lo pongo así porque es mas probable que ella lea el blog a que yo la llame a su casa… que tal cabrón

3) Perdón, pero en verdad esto fue lo que pasó hoy, ¿es un diario no? Trataré de que sea un semanario.


El video/la canción: ¿recuerdan a Bacilos? Ahí los dejo con un video de su ex integrante, tranquilaza pero bien buena la canción.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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