viernes, 18 de noviembre de 2011

Britney y yo

Recuerdo hace diez años cuando escuché por primera vez a Britney Spears. Yo estaba saliendo del colegio y en la movilidad sonaba a todo volumen una canción llamada Baby One More Time. Mis amigas la coreaban y yo, secretamente, también. Unas semanas después mientras hacía zapping en la televisión vi por primera vez el videoclip de la misma canción. ¿Mi reacción? Creo que no la tuve, solo atiné a apagar la tele. Ella sólo tenía 17 años y yo estaba por cumplir 12 y una extraña sensación morbosa entraba por primera vez en mi mente. No miento si digo que era la mujer perfecta: una combinación de sensualidad con traviesa inocencia, un rostro de angelical, unas caderas pronunciadas, y a todo eso había que agregar que estaba vestida de escolar, como yo en ese entonces.

Querida Britney, tengo que ser sincero contigo: es cierto, crecí con tu música, con tus dos primeros discos para ser más exacto. Tuve más amigas mujeres en la primaria y hasta me compré un CD tuyo alguna vez (Oops!... I Did It Again). Cualquier chica de mi edad de mi edad – y espero que también chico – recuerda canciones como Sometimes, Stronger, Lucky, entre otras. Pero, déjame decirte que para este niño de finales de los noventa, fuiste algo más que esas canciones. Fuiste mi primer amor platónico.


En un mundo conquistado por grupos de cuatro ó cinco chicos, caras bonitas que sólo buscaban conquistar chicas, apareciste tú para demostrar que las mujeres siempre terminan teniendo el control de todo. Y es que sí eso grupitos encantaban a las chicas con sus coreografías, tú no sólo bailabas a la perfección, sino que también enamorabas a tu púber público masculino. Claro, hay que aclarar que a más de uno nos rompiste el corazón cuando nos enteramos que tenías una relación con Justin Timberlake, entonces parte de N’Sync. Yo rajando de grupos como el suyo y tú nos diste donde más nos duele.


Pero como todo en esta vida no puede ser injusto, terminaste con Justin casi a la par con la evolución de tu música, y con ésta de tus videos. Dejaste de mostrarnos tu lado inocente para dar lugar a una Britney más atrevida, más sensual. Yo ya bordeaba los quince y tú aparecías en el de I'm Slave 4 You, donde cambiaste las coreografías pop por bailes calentones que subían la temperatura de cualquier adolescente como yo. En ese entonces, si bien me sentía más que seducido por tus nuevos videos, también la edad y un nuevo círculo de amigos me obligaban a escuchar otro estilo de música.


Correcto, no queriendo que nadie me alucine con mi casaca de cuero negra, lentes oscuros y botas, me he vuelto rockero desde hace ya varios años. Britney espero me comprendas, pero no podía andar por las calles cantando Intoxicate me now with your lovin' now”. Sin embargo, y contra todo pronóstico, volviste a meterte en mi mente cuando en los MTV Video Music Awards del año 2003 apareciste al lado de – la que creo yo, es tu madre musical – Madonna y de – la que fue en algún momento tu rival en los rankings – Cristina Aguilera. ¿Quién podría olvidar esa presentación? Estabas vestida de novia al comienzo, pero luego te quedaste en un vestido más diminuto. Seamos precisos (porque la escena se me hace imborrable) era un babydoll blanco también. ¿Deseo? ¿Ganas? No puedo describir el poder sobrenatural que no me permitió parpadear mientras veía el televisor. Hasta que sucedió lo impensado: un beso entre Madonna y tú de poco más de un segundo volvió locos a todos. Hay que precisar que Christina también se mandó un chape con Madonna, pero la cámara estuvo de tu lado. El camarógrafo estaba enfocando la reacción de tu ex, Justin, y se perdió el momento con Christina. No importa, verte así, tan arrebata, hizo que necesite un babero de inmediato. En cuestión de segundos me reencontraba con una conocida sensación morbosa dentro de mi mente. Y la recibí con gusto.


Los años siguientes tu presencia se diluyó en medio de escándalos. Escenas de tu vida donde no hubo ni glamour ni sensualidad. Más de uno sintió que el fin de tu carrera estaba cerca. Desde estados de ebriedad, pasando por raparte el todo el cabello, hasta constantes internamientos en clínicas de rehabilitación y matrimonios fugaces con un amigo que es mejor olvidar y con el paparulo de Kevin Federline. Entendí que además de ser artista o musa, también eras un ser humano. Pensé que más importante que caerse siempre es levantarse. Hasta para eso se necesita talento, y tú, aunque la hiciste larga, parece que lo lograste.


Ya no dejabas casi nada para la imaginación. Atrás quedaba “la princesita del pop”. Britney había vuelto a reinventarse, esta vez, más que sensual, sexual. No me quejo, al contrario. Creo que hoy estás haciendo lo correcto, debes hacerlo, pues a diferencia de otros años, ahora te ha salido competencia fresca: Lady Gaga o Katty Perry por ejemplo.


Por eso, al enterarme que venías a Perú para presentarte este 24 de noviembre, se me hizo inevitable recordar canciones que, aunque me cueste aceptarlo (recuerden que hoy soy rockero), forman parte del soundtrack de mi vida. Sin embargo, creo que queda claro que eres más que eso. No sólo tu música me ha acompañado, he crecido con tus videos, con tus escándalos, con tus juergas, con tus sensuales movimientos de baile y con tus sexuales atuendos (¿alguien puede olvidarla en su video Toxic, casi desnuda en vestido transparente de brillos?). Britney, has crecido conmigo. Quizás hayas cometido errores, pero vamos, qué adolescente no los ha cometido. Y es que, pese al largo camino, has evolucionado, has madurado, tal y como lo hemos hecho nosotros. Hoy sólo eres una femme fatale, eres nuestra femme fatale. Bienvenida.


*Artículo que escribí para la segunda edición de la revista de arte, cultura y espectáculos "Acceso total", búscala en los principales puntos de ventas. 

PD: Ya se viene un post, gracias.

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