miércoles, 27 de julio de 2011

El regreso fugaz de "E"

Eres un diablo, yo tuve la culpa, yo te invoqué.

Querida “E” apareciste de nuevo y con fuerza. Insisto, yo tuve la culpa. Mandarte un correo diciendo que me gustaria saber de ti (despues de algo mas de tres años que no conversabamos) que nos podriamos tomar unos tragos para actualizar vidas, fue un agardable error. Respondiste mi correo diciendo que te agradaba la idea, que te avisara que que dia podriamos vernos, y yo ya más emocionado, puse hora y fecha.

Si me ponia a recordar los tiempos que estudiabamos juntos, probablemente le mejor idea para vernos hubiera sido un parque, como los viejos tiempos. Sin embargo, ya hemos crecido, ya hemos vivido, así que pasó por mi mente ir a un bar, pero como solo tenia treinta monedas de un sol, no nos iba a alcanzar para nada. Así que pasando por el plan A, el plan B y todo el abeceario, no me quedó otra que el plan Z.

Plan Z: Llevarte a mi casa cuando mi madre duerma y quedarnos en el jardín conversando.

Pero como tú eres un diablo, extrañamente cuando llegamos a mi casa no habia nadie, y como hacia frio, fuimos a mi sala. No me importó arriesgarme a que mi madre llegue en cualquier momento, con tal de escuchar tus historias de chica media hippie mientras tomabas pisco y botabas el humo del cigarro por tu boca. Yo, una vez más poniendome mi antifaz de chico extrovertido (y porque no, de medio hippie) me reia de todas las cosas que me contabas y de todas las curiosidades que tenias a futuro. Esa química perdida por los años, la estabamos recuperando en minutos: Desde zapatillas, carreras universitarias, bandas de rock, pasando por ex amores y amores presentes, mi madre, mascotas, y otras cosas más, hablamos de todo.

Amores, tú me hablaste de un chico con el cual no podias estar porque no se entendian, que lo querias pero el de alguna manera te habia pagado mal. Yo te conté mi historia, de lo perfecto que sería tener una relación con las persona que quiero, y de lo inperfecto que es intentarlo ahora.

Solo fueron tres rondas de pisco con gingerale y ya estaba a cinco centímetros de tu boca. Ese silecio repentino mientras nos mirabamos fue sincero, aliado y complice para darnos cuenta que faltaba todo menos palabras. Así fue: te tomé de la cintura y te besé, tú mucho mas desafiante que yo, de una manera animal me mordiste.

Me preguntaba como terminaría esa situación mientras te seguía besando:

a) Sexo
b) Sexo
c) Sexo

No había mas opción.

Te extrañaba pequeña “E”, alguna parte de mí sabía que esto podría terminar así, no me lamento, pues te digo al fin y al cabo soy hombre, pero es jodido saber saber una vez más que las cosas son automáticas, que probablemente si me detenía, este momento nunca más se iba a dar y pasaría todo lo contrario y nunca más sabría nada de tí. Así que ya sin ropa, pero aun con mi antifaz puesto, te llevé a cuarto para que pongas mas cómoda.

Creéme, te endiosé en esos momentos. Quizás por nuestro pasado, quizás por tu cuerpo menudo; sencillo, o quizás por las cosas que sabías hacer en mi cuarto.

Terminamos en mi cama, tú apoyada en mi pecho y yo acariciando tu cabellera. Estabamos conversando con la música a volumen bajo ¿de qué? No tengo ni idea, yo para ser sicnero, estaba mirando el techo mientras pensaba. Yo me debo a alguien, y te lo dije. Tú, loca y extraña, también me lo dijiste. ¿Qué haciamos juntos entonces?

¿Sería esta otra lección de la cuales no quiero aprender? ¿A caso aquí comenzaría algo? No lo creo, tú eres libre, en tus labios probé esa sensación. Yo, encambio siempre sere esclavo de algo que ni sé, de una extraña combinación de necesidad de alguien y deseo de encontrar algo parecido a sentimientos, más íntimo que dos cuerpos desnudos. Mañana quizás despiertes pensando de nuevo en ese chico con el cual tienes una relación inperfecta, que lo dejaste de ver porque no se entendian, pero igual lo extrañabas, mientras yo querre saber más de ti y como podr inmortalizarte en palabras.

Era así entonces la explicación de la realidad, que se puede dar todo de uno mismo a cualquier persona, ya no importa si son los labios o todo el cuerpo, siempre y cuando no involucres sentimientos, porque ahí recien uno sentirá que hizo algo mal. No había nada correcto o incorrecto, simplemente era el destino.

  • Tengo que irme.
  • Está bien.
  • ¿Fumamos un último cigarro?
  • Perfecto.

Te vuelves a apoyar en mi pecho mientras fumas, poniendo el cenizero a un costado de la cama. Me besas otra vez y te encargas de que sienta tu lengua. Me pones la tarea difícil chiquita, sabes que te voy a extrañar, pero no te lo diré, cualquier muestra de sentimientos seriá el comienzo del fín.

Voy a dejar que el destino (o un correo electrónico) vea si nos quiere volver a juntar, mientras tanto sigue haciendo tus diabluras, que yo no estoy para confesarte.

*Hay tres Posts donde hablo de "E" en este blog: http://bit.ly/qI7NJB, http://bit.ly/p1usMt, http://bit.ly/r3mh0o









1 comentario:

Radamanthys dijo...

Italo, desgraciadamente esto me pasará más adelante y yo lo sé. Somos debiles ante la inteligencia femenina y eso nos va a torturar hasta el fin de nuestros días. Se aprende una gran lección siempre, ten eso presente.

Marty Vargas


Posdata: Estamos jodidos